Un día que no tenían colegio y los niños estaban jugando por la casa a su aire, Rabina estaba jugando a bailar saltando en la cama con un pantalón puesto en la cabeza. Tuvo la mala fortuna de tropezar y caer de la cama golpeándose la cabeza contra la arista de la puerta de la habitación, abriéndose una brecha en la cabeza. Tratamos de curarla con el botiquín en casa pero al ver que no dejaba de sangrar la llevaron al médico, donde le pusieron un par de grapas y le vendaron la cabeza. La verdad es que tenía un aspecto muy gracioso con la venda en la cabeza. Ese día se quedó reposando en cama y se perdió una divertida fiesta espontanea de bailar en casa sin ningún motivo especial. Pero ya al día siguiente estaba mucho mejor y al cabo de un par de días le quitaron la venda y tenía la herida estupendamente.
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