Nuevos inquilinos

Monisa a los pocos dias de llegar a RCH

Hace un par de semanas, una mañana de lluvia, llegó a la casa una mujer con su bebé de año y medio pidiendo trabajo. Goma no podía darle trabajo pues acaban de contratar a la nueva cocinera y no se pueden permitir pagar más personal. Pero la mujer no tenía a donde ir ni a quien acudir. Su marido la abandonó y le resulta imposible encontrar un trabajo que le permita ocuparse de su bebé. La mujer se puso a barrer la casa y limpiar para pedir que la acogieran, y Goma le ofreció una cama para ella y su bebé y un plato de comida a diario a cambio de que les ayude en la casa.

Al principio les ha costado adaptarse, tanto al bebé, Monisa, como a su madre, Bisnu. Monisa no dejaba de llorar todo el rato por no poder estar todo el día agarrada a su madre y lloraba aún más fuerte si alguien trataba de cogerla o acercarse a decirle algo. Es increíble como los otros niños le han prestado atención, cogiéndola en brazos, tratando de consolarla y jugando con ella. No sólo los niños mayores, sino también los pequeños, incluso los que hasta ahora habían recibido toda la atención de los demás por ser los más pequeños de la casa. Es curioso ver como Bibek trata de cogerla o Anjali le hace una caricia y exclama "mero boini!" (mi hermanita pequena!). De repente parecen mucho más mayores al lado de esta nueva pequeñaja. Poco a poco han conseguido que Monisa se confíe en los brazos de los otros niños. A Asha la llama mamá. A mí todavía no me podía ni ver. Cuando le acercaba la cara se ponía a llorar, hasta hace un par de días que de la mano de Asmita empecé a cogerla sin que llorara. Asmita es una de las pocas que consigue consolarla cuando está llorando mucho, cogiéndola en brazos. Al principio Asmita trataba de dármela para que la cogiera en brazos y no podía de lo mucho que pataleaba Monisa. Pero a base de intentarlo, hace un par de días me la dio y aunque no le gustó mucho se quedó en mis brazos. Hoy ya se viene sin rechistar pero no tarda mucho en buscar a Asmita.

Los primeros días iba con el culillo al aire y se iba cagando por donde le parecía, como un animalito. También le cuesta comer la ración de arroz que le ponen, pues está acostumbrada a la teta de su madre, pero debe acostumbrarse a que en esta casa resulta inaceptable no acabarse el plato. Poco a poco va aprendiendo, se acostumbra a la vida en la casa y se integra con los otros niños y sus actividades. Ayer fue su primer día de guardería y ya pasa las tardes en el aula del orfanato mientras el resto de niños hacen sus deberes, simplemente sentada en el pupitre entretenida con los otros ninos que la cogen en brazo y juegan a ratos con ella.
La foto mas reciente de Monisa

A la madre también le ha costado un poco integrarse en la vida de la casa. Al principio resultaba muy brusca con los niños. Su forma de tratar con ellos era a manotazos y empujones, como acostumbraba a relacionarse con su propia hija. Es su carácter, su forma de ser, que en general es tosca. Poco a poco entre todos le hemos ido haciendo comprender que esa no es forma y se va mostrando más suave con los niños descubriendo su intención cariñosa con ellos. Por lo demás, resulta de gran ayuda su trabajo en casa. Han dejado de pagar a una mujer para que venga a lavar dos veces a la semana y ella lava todos los días que hace sol, haciendo que no se acumule tanta ropa sucia y los niños puedan cambiarse más a menudo. También mantiene la casa barrida quitándoles ese trabajo a los niños y echa una mano a la cocinera con la que ya se ha hecho muy buena amiga.
Bisnu con su hija

No sabemos hasta cuando necesitarán el cobijo de RCH, pero mientras tanto son tratadas como dos miembros más de la familia a todos los efectos, tanto en cariño como en espacio, comida, ropa y educación. Y es que en RCH siempre hay lugar para uno más como las ollas andaluzas que siempre dan de sí para un invitado más.

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