Lachim

Lachim a su llegada con su abuelo

Como ya comenté en la historia de Bikas, Rainbow trajo a Bikas dejando a su hermano porque no tenían capacidad para más, y escogieron a Bikas por sus lesiones en las rodillas. Durante los tres o cuatro meses que Bikas lleva aquí, su abuelo no ha dejado de llamar para pedir que por favor también acogieran a su hermano, que no podía ir al colegio y no tenían ni para darle de comer. Ante las circunstancias de que las habitaciones nuevas están casi terminadas y el hecho de que una persona que ya tiene apadrinado a un niño, les pidiera que lo acogieran que ella iba a buscarle un padrino para el niño, Rainbow decidió finalmente traerlo.

El hermano de Bikas se llama Lachim. Es el pequeño. Tiene 5 años, uno menos que Bikas. Bikas y Lachim son de un area remota de Nepal, al oeste, que es la parte del país más pobre, difícilmente accesible e incomunicada entre aldeas, sin recursos y sin ninguna educación ni sanidad. Para traer a Lachim, su abuelo y él tuvieron que andar siete días y viajar en autobús toda la noche. El encuentro fue traumático para los dos pequeños, que no podían dejar de llorar angustiados hasta que poco a poco Bikas se calmó y se llevo a su hermano pequeño a jugar a solas a su juego preferido, de construcciones. Luego, Bikas me pidió que Lachim estaba deseando una ducha desesperadamente, y me ayudó a lavarle con cariño. Parecía que no se hubiera bañado en meses y su piel es áspera como una corteza de árbol.
Bikas (a la izq) abrazando orgulloso y contento a su hermano pequenio, Lachim, despues de su primera ducha en Rainbow

Desde entonces Lachim no se separa de él en ningún momento y Bikas parece mucho más mayor, cuidando de su hermano con una delicadeza y atención que conmueve ver. Bikas derrocha alegría y felicidad desde que está aquí su hermano. Para Lachim todavía es todo demasiado nuevo, aunque sin duda, el tener a su hermano le ayuda mucho. No había probado nunca el arroz. Mucho menos había visto la tele ni muchas otras cosas de la ciudad. Los primeros días se mostraba inseguro y angustiado. Lo pasó muy mal cuando tuvo que estar sin su hermano toda la mañana esperando que volviera del colegio. No dejaba de llorar esperando pegado a la puerta mirando el camino por el que se fue su hermano. Yo no lo había visto sonreír. Pero hace un par de días que le vi reír por primera vez, jugar con otros niños, bromear conmigo e incluso esperar paciente a que su hermano viniera del colegio, haciendo deberes de caligrafía en casa. Y aunque sigue muy apegado a su hermano, cada vez hay más momentos en los que no está tan pegado a él y se va desenvolviendo en la casa solo.

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