Necesidades reales

Dentro de una semana hará un mes que estoy en Nepal. He necesitado un tiempo para adaptarme y empezar a conocer bien a los niños y niñas, así como el funcionamiento del orfanato y sus necesidades reales. Como sabéis estoy realizando un pequeño estudio etnográfico que me obliga a estar muy atenta a cada detalle y reflexionar sobre todo aquello que veo, para poder conocer en profundidad y comprender lo que ocurre, lo cual me posiciona en un lugar privilegiado para contaros cómo es esto no desde la simple experiencia personal sino también desde una base bastante más sólida y fundamentada.

Al final me fui a Nepal con...


Tras dos meses de preparativos al final partí de España con mi maleta grande que había ofrecido enteramente para trasportar regalos que quisierais ofrecer debido a que vimos que el envío resultaba insostenible. Pero al final, por los imprevistos, las prisas de los últimos días y que muchos de vosotros decidisteis al final que era mejor no darme material que no estuvierais seguros que fueran a valer la pena trasportar, mi maleta viajó medio vacía. Únicamente les traje a los niños y niñas un montón de chucherías y globos, alguna camisetita para las niñas más mayores, una graciosa marioneta de Peter Pan, dos CD’s de música y algunas pinturas que tenía yo para decorar ropa. Pero no pasa nada. Aunque los regalos puedan ilusionarles durante unas horas, como os voy a ir contando poco a poco, no es precisamente lo que más falta les hace.

Pero ademas de la maleta hay una amiga que les va a enviar un paquete con ropa de invierno que ha recolectado entre sus amigos en Alemania y no son pocos los que habeis hecho un gran esfuerzo para darles algo de dinero que vamos sumando y sigue! Alguno que otro incluso os animasteis a darme una fotillo o una carta para que los nenes pudieran conoceros.

A mi llegada...


Cuando les di las chucherías y los globos estaban entusiasmados. Puse las chucherías en una bandeja para que cada uno fuera cogiendo las que quisiera pero se quedaron todos sentados esperando. Y es que debía ir haciendo rondas repartiendo una para cada uno cada vez. Por las dificultades que han pasado en su corta vida, estos niños tienen problemas para compartir si no es bajo unas normas estrictas. Muchos de ellos han sobrevivido a base de mendigar comida o incluso de comer lo que iban encontrando en la selva. Por ello, tienen en su mente que aunque coman hoy puede que no tengan nada de comer mañana, que lo que tienen en ese momento puede desaparecer si no lo aprovechan enseguida. Eso les hace ser ansiosos y tener un hambre insaciable, y consecuentemente, que se peleen por la comida, los juguetes e incluso tu cariño y atención. Pero si les ponen unas reglas inflexibles que aseguren la equidad en un reparto justo, han aprendido a respetarlas con admirable autocontrol. Aunque les ofrezcas algo, si saben que no les corresponde aceptarlo, no te lo van a coger.

Después de las chuches les di un globo a cada uno y no os podéis imaginar lo que dieron de sí los globos. Jugaron durante ¡dos días! a inflarlos y desinflarlos, a pasárselo de unos a otros por el aire, a carreras de cohetes a ver cuál llegaba más alto, a botarlo en el suelo, a chuparlo como un chupete y a escuchar cómo se escapaba el aire haciendo un silbido. A veces se nos olvida lo que da de sí las cosas más simples cuando eres niño.

Lo que tienen...


Por suerte son niños muy queridos y reciben vez en cuando regalos de los voluntarios que vienen: unos les traen pinturas de madera y libros para colorear, otros les traen pelotas, otros les traen silbatos (esto es una alegría especialmente para los adultos que disfrutamos de los silbidos a todas horas y soñamos con quemar todos los silbatos en una hoguera), otros les traen peluches, otros les traen plastilina (esto les entusiasma a quienes se encargan de limpiar las alfombras),… Pero si habéis tenido un hermano pequeño que temíais que entrara en vuestra habitación porque lo rompía todo, comprenderéis que con 21 niños es difícil evitar que los regalos duren más de una semana. Con el paso de los días se van perdiendo, rompiendo y desgastando.

Se pasan el día coloreando los cuadernos y cuando te quieres dar cuenta ya no
encuentras ni un solo dibujo en blanco. Encima se chiflan por los sacapuntas y
se los esconden en los bolsillos como tesoros para entretenerse en sacar punta a
todas las pinturas de madera. Las pelotas acaban pinchadas, en los tejados o con
paradero desconocido, excepto una o dos que los mayores se cuidan de esconder
para sacarlas cuando vamos al parque. Los silbatos si no se rompen los hacemos
desaparecer los mayores antes de volvernos locos y salir corriendo por la calle
con las bragas en la cabeza. Y así con todo. El resultado es que todo queda
reducido a lo que verdaderamente necesitan: un par de pelotas, una caja de
colores, un juego de construcción con el que los pequeños pasan horas y horas,
día tras día, y pequeños tesoritos que se guarda cada uno de los niños como un
cochecito atado a una cuerda o una bola de goma. Además estos niños no tienen
ningún problema de imaginación para montar sus propios juegos con mazorcas de
maíz como pistolas, un cacho de tabla como una rampa de coches, un tubo como
magnetofón o un trozo de cinta de casette estropeada y un botón como
collar.

La ropa nunca está de más pues los niños se pasan el día jugando y la ropa se ensucia muy rápido de sudor, barro y suciedad, y dado que la lavan a mano y muy a menudo, enseguida tienen un aspecto viejo y sucio aunque esté recién lavada. Pero a parte de motivos estéticos, no tienen problemas reales de escasez de ropa, o al menos son menos importantes que otros problemas. Además la mayor parte del tiempo, seis días a la semana, llevan los uniformes de colegio.

También tienen una lavadora, una aspiradora y un ordenador en la oficina, que aunque no son modelos de gran calidad les sirven para facilitarles un poco las tareas. Sin embargo no usan mucho la lavadora por no gastar electricidad, y prefieren barrer con las escobillas típicas que aquí se usan porque barren mejor de lo que aspira la aspiradora; y el ordenador aunque es tremendamente útil para conectar con los voluntarios alrededor del mundo y gestionar los datos de los niños, resulta muy tedioso por la lentitud de las conexiones de internet en este país que te hacen perder más tiempo que si hicieras las cosas a mano.

Lo que necesitan...

Lo que realmente les hace falta a estos niños es aumentar su presupuesto mensual. A día de hoy, mantener a cada uno de los niños cuesta alrededor de 50 dólares al mes. Con ello pagan el colegio, la luz, el agua, el teléfono, el internet, la comida, la ropa, el alquiler de la casa, el profesor particular, el educador, la ama de llaves, los servicios médicos. Si consiguieran aumentar la financiación mensual podrían:

  1. En primer lugar, aumentar su capacidad y acoger a niños que se encuentran en graves circunstancias. Algunos de los niños que están aquí han sido separados de sus hermanos, que continúan estando en la situación problemática porque la falta de capacidad les obliga a aceptar sólo al más pequeño. Incluso así, ahora mismo se hallan con más niños de lo que el espacio les permite y están en obras construyendo dos habitaciones más en el tejado. Mientras se terminan las obras, en el comedor tienen dos camas individuales donde duermen dos niños en cada una, y una cama de matrimonio en la despensa donde duermen tres niños. Las obras estuvieron paradas hasta hace tiempo que consiguieron financiación suficiente para reanudarlas y esperan terminarlas en unas cuatro semanas.

  2. En segundo lugar, más financiación les permitiría mejorar las condiciones de vida y la educación de los niños. Su proyecto a largo plazo es conseguir un terreno para construir una casa de su propiedad que de estabilidad y seguridad a la unidad del orfanato, pues se supone que se trata de un hogar que va a proteger a los niños hasta que éstos cumplan 20 años. Ni siquiera cuando cumplan esa edad son dejados a su suerte (como hace el servicio de protección de menores en España el día de tu 18º cumpleaños), sino que se planea proporcionarles una familia que continúe apoyando y protegiendo su desarrollo personal. Pero más a corto plazo les gustaría comprar una mesa grande para el comedor, para que los niños no tengan que sentarse a comer en el suelo; estanterías para los libros ya que las que tienen se caen a pedazos; algunos ordenadores para que los niños aprendan a usarlos en igualdad de oportunidades a otros niños y puedan utilizarlos como herramientas de aprendizaje y desarrollo (también cabe la posibilidad de que alguien les done algún ordenador); también les gustaría proporcionarles clases de danza o deportes según los intereses de cada niño y poder permitirse realizar actividades especiales con los niños como hacer trekking.


En definitiva, aunque las cosas materiales les pueden hacer más agradables las cosas durante un tiempo, lo que más les hace falta es financiación, que es lo que de hecho la mayoría de vosotros me habéis proporcionado. Puedes contentar a alguien dándole de comer un día, pero le harás dueño de su felicidad si le proporcionas tu apoyo para que desarrolle la capacidad de conseguir alimentarse de forma autosuficiente. O como me dijo a mí mi padre cuando era pequeña: “No me des un pez y enséñame a pescar” aunque en este caso no hay que enseñarles nada porque ellos mejor que nadie conocen sus necesidades y potencialidades dentro de su historia y cultura.

Pero... como se que van a utilizar ese dinero bien?

Dándo el dinero siempre te quedas con la mosca detrás de la oreja de cómo va a ser utilizado ese dinero. Nos duele que vaya a ser malgastado porque es MI dinero, el que he ganado con MI sudor y nos consideramos dueños de lo que se haga con él. Dejadme que os diga que daría, y de hecho he dado, mucho más que unos simples ahorros con los ojos cerrados a esta institución.

Goma Dhakal es una mujer de clase media y estudios básicos, que empezó a trabajar a los 14 años en un orfanato y desde entonces no ha dejado de dedicarse solidariamente a trabajar por los derechos de los más desprotegidos como son los niños y las mujeres en este país, compaginándolo con sus deberes como mujer de la fuerte tradición cultural en la que se halla inmersa. Se casó, tuvo dos hijos y ha seguido, con el apoyo de su adorable marido, dedicándose en cuerpo y alma a ayudar a todo aquel que le pide ayuda. Ha dirigido muchos programas hasta que decidió montar su propio orfanato.

Corrió detrás de unos niños asalvajados que le tiraban piedras para darles un
hogar y a día de hoy su corazón es tan grande que no puede dejar de aumentar
hasta los límites más críticos su generosidad acogiendo a más niños que acuden a
ella de áreas remotas. No pasa mucho tiempo en casa porque participa en
distintas asociaciones y día sí día no acuden a ella mujeres cuyos maridos las
han abandonado dejándolas en la ruina, mujeres cuyos maridos han engañado para
que firmen el divorcio aprovechándose de que son analfabetas y muchos otros
problemas que tienen las personas de la comunidad.

Nadie le paga por ello, lo hace de corazón. Aunque a veces, y soy testigo de ello, tiene un aspecto realmente de cansancio y me cuenta que los problemas le sobrepasan, sigue luchando y no le niega su ayuda nunca a nadie.

Y si digo que no pasa mucho tiempo en casa, eso no quiere decir que no esté pendiente de todo cuanto acontece en la casa y a cada uno de los pequeños. Su hermano es el educador y su hermana es la ama de llaves con los que se comunica sobre los niños como lo hacen en las verdaderas familias. Vive y duerme en el orfanato con su marido y los niños la adoran. Los llaman mamá y papá, y no ha dudado en dormir con algún pequeño recién llegado aún traumatizado o triste por la separación de su familia.

Si hay algo que destacaría por encima de todo de este orfanato es que no es una institución formal, sino una gran familia, y que el trabajo de Goma y su familia no termina al acabar la jornada porque los niños son parte de su vida. Nadie como su madre, porque Goma es como su madre, sabe mejor que necesitan de verdad estos niños y nadie puede desear más que su madre lo mejor para estos pequeños.

Yo le he dado mi sudor y mi confianza. Espero que con mi experiencia os trasmita esa confianza y os animéis a ayudarlos.

Que pasa con el dinero que me habeis dado...

De momento, le di mi donacion personal, pero no le he dado el dinero que me habeis dado muchos de vosotros. Quiero dejar tiempo para algunos que aún están en ello y otros que aún os podéis animar, y ver cuanto podemos hacer entre todos. Más adelante podremos decidir si queréis comprar algo concreto o cómo queréis utilizar vuestro dinero. También existe la posibilidad de que os contagiéis de mi alegría y decidáis veniros de voluntariado para conocerles o que acabéis apadrinando a un niño o una niña por 50 dólares al mes.

En las próximas entradas...

Os contaré más sobre mi experiencia como voluntaria, sobre cómo son los niños, cómo es su vida en el orfanato y la personalidad e historia de cada uno de ellos. Ademas tengo muchas anecdotas que contaros de su dia a dia!

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

Design in CSS by TemplateWorld and sponsored by SmashingMagazine
Blogger Template created by Deluxe Templates